El Reino Estupidamente Lejano



Callada 21/11/11

Callaban las campanas cayendo una por una, cayendo en seco, sin pronunciar su

tlink, tlink, quedando en silencio en el suelo. Y yo solo miraba cuidadosamente

como caía una tras otra frente a mis ojos. Sin querer hacer nada, solo verlas como

caían sin explicaciones. Y entonces me di cuenta que no tenía dedos, tan solo unas

manos blancas traslucida quedando en la punta de mis dedos totalmente

trasparentes, dando la apariencia de su ausencia. Seguía viendo como caían las

campanas que empezaban a rodearme cubriendo mis pies. Salían del aire…de la nada.

Pero como es que algo tan escandaloso podía caer de una forma tan silenciosa.

Volví a ver mis manos. Estaban desapareciendo, podía ver las campanas llegaban a

mis rodillas. Pero no sentía su metálica presencia, era como si yo no estuviera

ahí. Cada vez que callaba tan solo apresuraba mi ausencia. Cada vez que callaba

una parte de mi desaparecía. Las campanas representaban todas las ocasiones que

tuve la oportunidad de hablar, decir algo. Su caída silenciosa fue las veces que

calle. Tan solo apresuraba que mi silencio se hiciera tan común, que mi existencia

no era notada y mi ausencia, mi propia muerte. Quise gritar, pero era muy tarde

para darse cuenta de las cosas. Tan solo quedaban estos pensamientos que…